Un zorrito andaba por el bosque tratando de atrapar su presa y se topó con una astuta y venenosa culebra. Ésta la picó en una de las patas y se fue.
El inocente cachorrito, al verse herido comenzó aullar muy tristemente.
Por ahí pasaba un joven campesino, la recogió y la llevó a su casa para poder curarla.
Por fin, en poco tiempo, el fisgón pudo estar a salvo.
En agradecimiento de tan noble gesto del joven, éste le prometió lealtad. A partir de esa fecha vivió en esa casa. Por las noches se escapaba a cazar gallinas, carneros y hasta cuyes de toda la comarca. Así le proporcionaba carne al amo cotidianamente. Pero para no causar la sospecha se quedaba dormido todo el día. Sin embargo, muy pronto fue descubierto por la población y tuvieron que matarla para evitar mayores perjuicios.
Y el joven campesino tuvo que reparar todo el daño ocasionado a la población por el indeseable cachorro
5º GRADO - 2010; IE Nº 30251
No hay comentarios:
Publicar un comentario