EL CABALLO BLANCO

En una poblado muy lejano, vivía un anciano solitario en compañía de un potrillo blanco. El rocín se exhibía como si fuera de nieve en su piel y con quien muy afortunado pasaba sus días el veterano. Sobre el lomo de su caballo viajaba de aquí para allá, alegando con mucha pompa de las cualidades de su noble animal.
Un día en el trayecto de uno de esas andanzas decidió apacentar un momento. En eso, el anciano se quedó profundamente dormido durante un buen rato al pie de un macizo, mientras que su caballo fue a dar en medio de unas chacras con plantaciones de otro pueblo vecino. Cundo el anciano despertó, ni rastro se veía del potrillo; entonces, muy entristecido comenzó a buscarlo por todos lares. Sin embargo, su hermoso caballo había sido capturado y raptado por el dueño de los sembríos y en venganza de los daños ocasionados, fue vendido a un forastero que transitaba por allí, quien muy contento se apoderó y se fue de retorno a su pueblo.
El viajero, al llegar a su pueblo juntó a la tropilla que poseía y cercó en el redil. Al amanecer toda la recua desapareció. .
Semanas después, el potrillo apareció por el monte de su antiguo territorio acompañado de muchos y hermosos alazanes. Al percatarse del hecho, muy emocionado el anciano agradeció a Dios y a partir de ese día cuida a sus caballos con mucha alegría.  

Brayan  Richar  Pariona Meza
5º Grado 2011 – IE Nº 30251

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